Con casi 34 años, que cumplirá el próximo 21 de agosto, y con 418 goles en su trayectoria, el goleador polaco Robert Lewandowski, ayudado por su poderoso agente israelí Pinhas Zahavi, volvió a repetir el conflicto de hace ocho años con el Borussia Dortmund antes de ser contratado por el Bayern Múnich, para irse ahora del club bávaro al Barcelona tras una guerra entre los dos clubes que duró meses y que atravesó varias fases.
Cuando se acercaba el verano europeo de 2013, Lewandowski, que había llegado en 2010 al Borussia Dortmund procedente del Lech Poznan por 4,5 millones de euros, ya tenía una oferta del gran rival de su equipo en la Bundesliga, nada menos que el Bayern Múnich, que le acababa de ganar la final de la Champions League, cuando aún le quedaba un año para quedar en libertad de acción.
En aquel momento, Lewandowski, junto a sus dos agentes, Cezary Kucharski y Maik Barthel apostaron (igual que en estos meses de 2022) con que el Borussia Dortmund accedería a transferirlo antes que quedarse sin nada en la caja un año más tarde, pero acaso fastidiados por la intromisión de su rival y la reciente dolorosa derrota en la final de la Champions, los dirigentes no aceptaron y prefirieron que el goleador tuviera que esperar una temporada más para marcharse, aunque fuera con la carta de libertad, y ni siquiera importó su gran producción y hasta sus cuatro goles en el 4-1 de la semifinal de ida ante el Real Madrid, con Jürgen Klopp como director técnico.
Así es que “Lewy” entró en una guerra con sus propios dirigentes, y llegó a amenazar con una huelga si no se le otorgaba un aumento en su última temporada, lo que llevó a decir a un gerente del Borussia Dortmund que “la única valoración que hace Robert es la del dinero”.
Esa vez, el conflicto no le salió el todo bien porque tuvo que esperar un año para salir, lo que ocurrió en 2014, pero Lewandowski aprendió la lección. Frío, con una cultura muy ligada a una permanente exposición de su físico, al mejor estilo de cristiano Ronaldo, aunque no sólo con los ejercicios y entrenamientos sino con dietas saludables, muchos periodistas alemanes consultados cuentan que nunca se lo vio llorar o gritar en un campo de juego y que no es de exteriorizar sus emociones. Apenas, alguna sonrisa y por lo general, cara de póker en casi todas las circunstancias.