Es el amor de la vida de Carlos, su confidente desde que eran jóvenes y su esposa desde hace 17 años. Y ahora, es su reina consorte.
El público se ha acostumbrado a ver a Camila al lado de su marido en los principales eventos y celebraciones nacionales e internacionales, pero como ella misma ha admitido, no ha sido nada fácil.
Pocas mujeres han sido tan vilipendiadas públicamente como Camila Parker Bowles. Fue «la otra mujer» en la ruptura matrimonial del siglo, comparada sin cesar con Diana, princesa de Gales.
Al elegir a Carlos, puso su vida patas arriba. Durante años fue acosada por la prensa y su carácter y apariencia fueron atacados sin descanso. Pero ella capeó el temporal y poco a poco fue consolidando su posición como el miembro femenino más importante de la Familia Real.
Ha sido todo un viaje para la mujer de la que, se dice, el príncipe Carlos se enamoró inmediatamente cuando se conocieron a los 20 años.
La plena aceptación de la reina Isabel II tardó en llegar, pero en sus últimos años fue inequívoca en su apoyo a Camila. Puede que la nueva reina nunca consiga la plena aprobación del público, pero como ella misma dijo en una entrevista con la revista Vogue a principios de este año: «Me sobrepongo a ello y sigo adelante. Hay que seguir con la vida».
Su infancia y juventud
Casarse con el heredero del trono no era el futuro previsto para Camila Rosemary Shand, que nació el 17 de julio de 1947. Su familia era de clase alta, rica y con buenas conexiones, pero definitivamente no era de la realeza.
Creció en un entorno muy unido y cariñoso, jugando con su hermano y su hermana en una pintoresca finca familiar en Sussex, en el sureste de Inglaterra. A su padre, Bruce Shand, oficial retirado del ejército, le gustaba leerle cuentos antes de dormir, y su madre, Rosalind, llevaba a los niños al colegio, a las actividades y a la playa. Fue una infancia muy diferente a la de Carlos, que pasó largas temporadas sin sus padres mientras estos viajaban por el mundo.
Una escuela en Suiza preparó a Camila para la vida como debutante en la sociedad londinense. Era popular, y desde mediados de los años 60 mantuvo una relación intermitente con un oficial del ejército británico llamado Andrew Parker Bowles.