Un hombre vivo con el corazón de un cerdo latiendo en su interior, por primera vez en la historia.

Se llama David Bennett, tiene 57 años y hasta hace apenas unas semanas estaba completamente desahuciado. De hecho, tres días después de que un equipo del Centro Médico de la Universidad de Maryland (EEUU) le trasplantaran el órgano porcino genéticamente modificado sigue sin garantías de que todo vaya a salir bien. No obstante, tres días en una operación tan arriesgada como esta son muchos días.

“Era morir o hacer este trasplante. Quiero vivir. Sé que hay una opción entre mil millones, pero es mi última opción”, explicó Bennett un día antes de la cirugía. Y no le faltaba razón, su salud estaba deteriorándose rápidamente y, al no ser candidato para un trasplante estándar, la intervención (por muy experimental que fuera) se había convertido en su última esperanza.

Y, por ahora, ha sido un éxito. Aún es pronto para saber si la operación realmente funcionará a medio-largo plazo, pero la principal preocupación (el rechazo inmediato) ya ha sido superado. Según el último informe del hospital norteamericano, Bennett estaba recuperándose y respirando por sí mismo; aunque todavía estaba enganchado a la bomba de circulación extracorpórea que ayuda a bombear al nuevo corazón.

 

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